Este estudio, desarrollado por el Servicio de Investigación Agrícola estadounidense (ARS), determina el efecto del lavado con agua fría sobre la temperatura de la cáscara del huevo y la presencia de patógenos en la misma. Durante tres días consecutivos los huevos fueron expuestos a tres combinaciones diferentes de agua de lavado en dos plantas de procesado: una en la que las jaulas de las gallinas tenían conexión directa con la zona de procesado mediante cintas transportadoras; y otra en la que la planta de procesado estaba separada y había que transportar los huevos. Las conclusiones obtenidas fueron que el lavado de los huevos con agua templada primero y agua fría después, disminuye la temperatura del huevo mientras que la carga bacteriana se mantiene dentro de unos límites aceptables.