La directiva del bienestar de las ponedoras volvió nuevamente a estar en el orden del día, en la reunión del Consejo de Ministros de Agricultura de la UE celebrada, el pasado día 14 de noviembre en Bruselas, La Comisión Europea presentó el estado de implementación de la directiva de acuerdo con los datos facilitados por los Estados miembro.

De los datos facilitados, se desprende, que a menos de dos meses que entre en vigor la directiva, todavía hay estados miembros que los que no está implementada al 100% y también hay países en los que hay falta de información.

Parece claro que la entrada en vigor de la directiva (1 de enero de 2012) no se va a posponer. Por el contrario, lo que no parece estar tan claro, es lo que se va a hacer para evitar la circulación de huevos que no cumplen la directiva pero que no causen problemas ni al mercado de los huevos, ni a las economías de los países efectados.

El Comisario Dalli ha hecho una propuesta, sobre el destino de los huevos que no cumplan; que solo puedan dedicarse temporalmente, a la producción de huevo líquido o huevo en polvo para su utilización en alimentos y productos no alimenticios (como por ejemplo, champú). La transformación de los huevos en huevo líquido o en polvo tendría que realizarse en el estado miembro que no cumple y los alimentos y no alimentos que contengan estos huevos deberían destinarse a su consumo dentro del país que no cumple o exportarse a terreceros países, pero no a otros países de la UE.

Las opiniones están muy divididas entre los países que cumplen y lo que no. Los primeros consideran que esta solución transitoria solo perjudica a los que han cumplido en plazo. Además, ven poco factible que se pueda llevar a cabo esta medida porque los países que no cumplen no tienen suficiente capacidad de transformación de huevos a líquido o a polvo. Asimismo, podrían darse muchos casos de fraude, es decir, de huevos que en lugar de ir al uso industrial, fraudulentamente fueran destinados a huevo de mesa. Creen que dar una solución transitoria es alargar el problema y no darle solución.

Por el contrario, los países que no cumplen o que no saben a ciencia cierta si la gran mayoría de sus explotaciones van a cumplir, esperan de Bruselas una solución alternativa a la destrucción de huevos.