Bélgica ha ordenado el confinamiento de las aves desde el 15 de noviembre tras confirmarse un caso de gripe aviar H5N1 en un pato salvaje en la comuna de Schilde, al norte del país. Ese día se declaró "un período de riesgo creciente" y las aves de los ganaderos profesionales o de particulares (a excepción de avestruces, emúes y ñandúes) deben estar a cubierto o protegidas por redes y no deben beber en aguas accesibles a aves salvajes. El ministro de agricultura, David Clarinval, tomó esta decisión siguiendo la recomendación de la agencia federal de seguridad alimentaria. Las autoridades holandesas adoptaron una medida similar el 26 de octubre y Francia lo hizo a principios de noviembre. Hungría también decidió el 17 de noviembre el confinamiento de las aves en 7 de las 19 provincias del país, tras confirmar dos focos de H5N1 en dos explotaciones del centro del pañis, separadas por 55 kilómetros. Se ha procedido al sacrificio de 38.000 patos presentes en las mismas.