El sector avícola europeo empieza a estar en alerta como consecuencia de los brotes de la enfermedad de Newcastle que se están produciendo en el continente desde que se inició el verano.A los iniciales brotes de Holanda, Luxemburgo, Turquía y Bélgica, ahora también se ha sumado Israel.
 Todos los brotes han sido declarados como casos clínicos de la enfermedad. Casos recurrentes a una enfermedad que se encuentra en la lista de enfermedades de declaración obligatoria de la OIE.
La mayoría de los primeros brotes se iniciaron con las aves traspatio, pero después se han visto afectadas desde granjas de pollos de engorde, explotaciones de aves ponedoras y hasta granjas de reproductoras.
La mortalidad ha ido en consonancia con el grado de inmunidad que tenían las aves frente a la enfermedad. Frente a la elevada mortalidad en las aves de traspatio sin vacunar, a las moderadas y fuertes caídas de puesta en las granjas de ponedoras y reproductoras. Caídas de puesta que han ido acompañadas de posteriores calidades malísimas de los huevos en las gallinas recuperadas. Los casos en pollos de engorde se han producido más en aves tardías, con edades de entre cinco y seis semanas.
Todos los diagnósticos de la enfermedad se han efectuado en los Laboratorios de Referencia de los países afectados.
Además de las consecuencias que sobre la sanidad animal y el bienestar animal produce la enfermedad de Newcastle, el perjuicio que supone la declaración de la enfermedad sobre el comercio avícola de la zona afectada es terrible.
Países como Gran Bretaña han subido el nivel de alerta como consecuencia del enorme comercio de productos avícolas que tiene en la actualidad con Bélgica.
Aunque en los países afectados las exportaciones pueden continuar fuera de las zonas controladas, algunos países compradores, pueden optar por una prohibición total sobre el comercio de productos avícolas. Esto ha sido lo sucedido con numerosos brotes de gripe aviar en los últimos años. Con lo cual, la potencial pérdida económica para un sector avícola de una zona o país puede ser muy grave.
Por ello hay que volver a extremar las siempre en vigor medidas de bioseguridad que se establecen en las explotaciones avícolas y vigilar muy mucho las documentaciones sanitarias de los comercios de aves con sus movimientos de animales que se producen de los países afectados.
Controlar el estado inmunitario de las aves frente a la enfermedad de Newcastle es una norma que siempre hay que tener en cuenta pero que en estos momentos hay que revisar para localizar los posibles lotes con baja inmunidad y por tanto más susceptibles a la infección de los paramixovirus responsables de la enfermedad.
En definitiva, siempre hay que estar en guardia ante la posible entrada de un agente infeccioso en nuestras explotaciones avícolas, pero cuando cerca los vecinos se empiezan a mojar las barbas, conviene que pongamos las nuestras a buen recaudo y para ello las claves son BIOSEGURIDAD e INMUNIZACIÓN.


Fuente Avinews