Un problema importante de la industria avícola en todo el mundo son las infecciones  por micoplasmas patógenos que causan pérdidas importantes debido al aumento de los costos por la disminución en los parámetros de producción como consumo y conversión de alimento, ganancia de peso,  menor producción de huevos, aumento en los costos de los tratamiento, las pérdidas causadas por la muerte de los animales y las mayores tasas de decomisos en los rastros. 

Las infecciones con Mycoplasma gallisepticum (MG) y Mycoplasma synoviae (MS) interact?an con otros agentes pat?genos como los virus de la enfermedad de Newcastle, la bronquitis infecciosa e incluso de la Influenza aviar, as? como con la Escherichia coli, produciendo la Enfermedad Respiratoria Cr?nica (ERC), lo que la hace m?s dif?cil de controlar debido a complicaciones con otros pat?genos y factores de manejo. En pollos de engorda los brotes aparecen generalmente entre las 3 y 4 semanas de edad, normalmente despu?s de la vacunaci?n con virus activo contra enfermedad de Newcastle o la bronquitis infecciosa, o por infecciones de campo con virus de la influenza aviar de baja patogenicidad. 

Tambi?n influyen la presencia de enfermedades inmunosupresores y las micotoxinas presentes en el alimento. La gravedad del problema puede estar influenciada, adem?s de las infecciones concomitantes por otros pat?genos, por factores de manejo, entre los cuales podemos incluir el exceso de amoniaco o polvo en la atm?sfera, hacinamiento, vacunaciones, corte de pico, deficiencias nutricionales, etc. Las interacciones de micoplasmas aviares con otros agentes infecciosos ya mencionadas y los factores ambientales son realmente graves en muchas ?reas donde las buenas pr?cticas de manejo y bioseguridad no se aplican de manera eficiente.

Encuestas serol?gicas y de aislamiento indican que en M?xico en granjas comerciales el MS es m?s frecuente (42%) que MG (9%), y en un estudio reciente en 600 ponedoras aparentemente sanas que representaron a 12 parvadas comerciales entre 20 y 80 semanas de edad, la tasa de aislamiento fue de 31,8% para Ms y 16,5% para MG. Aunque ya exist?a el reporte del aislamiento e identificaci?n de MG y MS, recientemente fueron reportados  por primera vez en M?xico la presencia de M. gallinaceum, M. gallinarum, M. pullorum y M. lipofaciens.

Etiolog?a

Los micoplasmas pertenecen a la clase Mollicutes, orden Mycoplasmatales, Familia Mycoplasmatacea; son los organismos vivientes m?s peque?os, 0.2 ? 0.5 micras de tama?o, pasan por los filtros bacterianos y no tiene pared celular, por lo que son muy fr?giles y susceptibles al calor, fr?o, deshidrataci?n y a los desinfectantes. 

Epidemiolog?a

El agente causal entra a trav?s del tracto respiratorio o v?a embriones infectados (la yema del huevo se contamina por contacto con los sacos a?reos abdominales), hay difusi?n hemat?gena de la infecci?n y el microorganismo tiene tropismo por los epitelios del aparato respiratorio, principalmente de los sacos a?reos y tr?quea. La difusi?n de la infecci?n puede ocurrir por los huevos infectados (transmisi?n vertical) en la forma descrita anteriormente o directamente de ave a ave por medio de polvo o aerosoles contaminados y probablemente en menor grado a trav?s de fomites. La difusi?n de ave a ave dentro de la misma caseta es generalmente bastante r?pida, pero las paredes forman barreras efectivas y de forma experimental se pueden mantener aves libres e infectadas en un mismo edificio en cuartos adyacentes sin que exista una infecci?n cruzada, siempre y cuando se sigan las medidas higi?nicas necesarias para entrar a los cuartos. De la misma forma, la difusi?n de parvada a parvada en una misma granja puede ser muy lenta o no ocurrir si se tienen las medidas higi?nicas apropiadas y existe una separaci?n de por lo menos 30m entre caseta y caseta.

El control de los micoplasmas pat?genos aviares puede estar relacionado con uno de los siguientes enfoques: mantenimiento de los lotes libres de la infecci?n, mediante el uso de la medicaci?n o practicando la vacunaci?n. El mantenimiento de los lotes libres de la infecci?n con micoplasmas pat?genos consiste en mantener las aves que se reciben procedentes de parvadas libres de micoplasma, en granjas de una sola edad practicando el sistema de manejo todos dentro todos fuera. Los aspectos necesarios de este programa consisten en mantener buena bioseguridad y un sistema efectivo de seguimiento y an?lisis de laboratorio. La medicaci?n puede ser muy ?til para prevenir los signos cl?nicos y las lesiones lo mismo que las p?rdidas econ?micas, pero no puede usarse para eliminar la infecci?n de un lote y no es una soluci?n satisfactoria a largo plazo.

La vacunaci?n contra MG y MS puede ser una soluci?n ?til a largo plazo en situaciones donde no es posible mantener los lotes de aves libre de micoplasma, especialmente en granjas de producci?n comercial de huevos que tienen m?ltiples edades y en donde cada vez m?s es necesario eliminar los antimicrobianos por una mejor inocuidad de los alimentos.

Signos

Los signos cl?nicos m?s comunes est?n asociados con un problema del aparato respiratorio e incluyen: tos, estornudo, estertores traqueo-bronquiales y respiraci?n con el pico semi-abierto. Muchas veces hay exudado nasal que acompa?a a la sinusitis y las plumas del ala frecuentemente est?n manchadas porque el ave trata de quitarse dicho exudado. Puede haber conjuntivitis con exudado espumoso en el ojo e inflamaci?n de los senos infraorbitarios. El consumo de alimento se reduce y las aves pierden peso, por lo que la eficiencia en la conversi?n de alimento disminuye. En parvadas ponedoras hay p?rdidas en la producci?n de huevo que puede llegar hasta 25 huevos por ave encasetada por ciclo.

Las parvadas pueden ser serol?gicamente positivas sin haber presentado signos aparentes principalmente en brotes en parvadas en desarrollo sin complicaciones. Frecuentemente los machos tienen signos m?s pronunciados y la enfermedad es m?s com?n durante el invierno.

Lesiones

Las lesiones macrosc?picas del aparato respiratorio pueden ser desde muy leves e imperceptibles consistiendo ?nicamente de exudado seroso en senos, tr?quea, bronquios y edema de los sacos a?reos, hasta exudado mucoso a mucopurulento y caseoso en los casos m?s avanzados o problemas complicados con otros pat?genos, particularmente E. coli. En aves j?venes criadas bajo condiciones de manejo deficientes pueden presentarse lesiones como pericarditis, perihepatitis y peritonitis caseosas, adem?s de las lesiones en los sacos a?reos y senos, en este momento del problema esta condici?n es conocida como Enfermedad Cr?nica Respiratoria Complicada.

Diagn?stico

MG puede crecer en varios medios l?quidos o s?lidos suplementados con suero animal (10 ?15%) y levadura, las cajas se incuban a 37 ? 38?C durante 3 a 10 d?as, observ?ndose colonias caracter?sticas en forma de huevo de 0.1mm de di?metro. Generalmente al medio se le adiciona penicilina o acetato de talio ya que el MG es resistente a estos y se evita la contaminaci?n con otro tipo de bacterias (3). Si se a?sla micoplasma, ?ste puede ser identificado por inmunofluorescencia, inhibici?n del crecimiento y PCR(6).

Las pruebas serol?gicas pueden ser tambi?n utilizadas para el diagn?stico, pero son de mucho valor sobre todo en los programas de erradicaci?n de esta enfermedad. Debe recalcarse que los signos respiratorios y lesiones postmortem deben ser siempre acompa?ados del aislamiento del agente causal o pruebas serol?gicas positivas para poder dar un diagn?stico definitivo. Las pruebas de aglutinaci?n en placa o en tubo y la prueba de inhibici?n de la hemoaglutinaci?n son las pruebas m?s utilizadas en los programas de erradicaci?n, pero es importante contar con un ant?geno confiable de sensibilidad y especificidad conocidas. Estos procedimientos en combinaci?n con medidas higi?nicas y de vigilancia adecuadas sobre todo en pies de cr?a, progenitoras y reproductoras, han demostrado su efectividad para la erradicaci?n de esta enfermedad en diferentes partes del mundo. 

Avances en los procedimientos de diagn?stico.

Una de las dificultades que se presenten en el diagn?stico de las infecciones por micoplasmas en aves, radica en el aislamiento y la identificaci?n de estos microorganismos. Muy pocos laboratorios cuentan con la experiencia necesaria para llevar a cabo cultivos de micoplasma y, a?n en los laboratorios donde se tiene dicha experiencia, se requiere ordinariamente de un m?nimo de 1 a 4 semanas para lograr el aislamiento e identificaci?n de MG o MS. Los desarrollos recientes en el campo de la biotecnolog?a han permitido conocer varios procedimientos nuevos para la identificaci?n r?pida de los micoplasmas a partir de espec?menes cl?nicos, como por ejemplo las sondas de ADN, o de tinci?n de espec?menes de tejidos con inmunoperoxidasa. Ambos procedimientos funcionan bien, a?n cuando han demostrado problemas de sensibilidad. Por ejemplo las sondas de ADN requieren aproximadamente 105 microorganismos para poder proporcionar una reacci?n positiva.

La sensibilidad de las reacciones de inmunoperoxidasa son similares. Recientemente se ha aplicado la tecnolog?a de la reacci?n de la cadena de polimerasa (Polymerase Chain Reaction o PCR) a los micoplasmas aviares. Esta reacci?n implica la amplificaci?n del ADN en los espec?menes, mediante una reacci?n qu?mica generando as? suficiente ADN, como para poder ser detectado mediante una sonda, o bien en un gel. La mezcla reactiva consta del esp?cimen, una enzima polimerasa ?taq?, nucle?tidos, los tampones (buffer) adecuados, y dos bases (primers) de oligonucle?tidos que se unen de manera espec?fica al ADN del esp?cimen.

La reacci?n sintetiza qu?micamente una cadena de ADN en la regi?n comprendida entre las dos bases de oligonucle?tidos. Despu?s de algunas horas una peque?a cantidad de ADN procedente de tan solo un microorganismo del esp?cimen, se puede amplificar hasta lograr niveles f?cilmente detectables y entonces puede ser identificado r?pidamente mediante la utilizaci?n de una sonda espec?fica. Mediante este procedimiento es posible identificar la presencia de MG o MS en materiales cl?nicos, de un d?a para otro. 

Diversos laboratorios han desarrollado reacciones de la cadena de polimerasa. Los laboratorios IDEXX han desarrollado un estuche (?kit?) comercial para la reacci?n en cadena de la polimerasa, para la identificaci?n de MG. Nosotros hemos empleado este estuche con excelentes resultados. Ha sido posible detectar MG en improntas traqu?ales en 24 horas y el procedimiento es tan sensible como el cultivo.

La reacci?n tiene un alto grado de especificidad, por lo que no se considera que puedan existir problemas de resultados falsos positivos. Esta reacci?n de la cadena de polimerasa no resulta positiva con MS, ni con ning?n otro virus o bacteria encontrados com?nmente. Sin embargo, la reacci?n es altamente sensible de tal manera que es necesario tener un cuidado extremo para evitar la contaminaci?n de los espec?menes con fragmentos de ADN que pudieran estar presentes en el laboratorio (es posible que reaccionen hasta micoplasmas muertos o fragmentos de ADN). Es necesario ser extremadamente precavidos respecto a la contaminaci?n en el laboratorio debido a que es posible que ocurran reacciones positivas que confundan a la persona encargada de emitir el diagn?stico.

Adem?s, se han desarrollado reacciones de PCR para M. synoviae, M. meleagridis y M. iowae. La reacci?n de la cadena de polimerasa tiene el potencial de reemplazar al cultivo de micoplasma, siendo un m?todo r?pido, sensible y espec?fico para confirmar las reacciones serol?gicas de M. gallisepticum.

 

Control y Erradicaci?n

Estrategias para reducir el impacto negativo de las infecciones por micoplasma en aves de  corral comerciales incluyen, 1) la vigilancia y los programas de erradicaci?n, 2) el uso de los antimicrobianos, y 3) vacunas.

Se han encontrado una gran variedad de drogas y antibi?ticos ?tiles para el tratamiento de aves afectadas cl?nicamente y para reducir las p?rdidas, pero frecuentemente no eliminan la infecci?n en aves y huevos incubables.

Dentro de las m?s  comunes est?n el tartrato de tilosina, espectinomicina, lincomicina, espiramicina, eritromicina, gentamicina, tetraciclina y quinolonas, administradas ya sea en el agua de bebida alimento o v?a parenteral. Es importante recordar que ocasionalmente se han reportado micoplasmas resistentes a los antibi?ticos y que no todos los antibi?ticos tienen efecto contra todos los micoplasmas. Tambi?n se ha reportado la posibilidad de eliminar la infecci?n de los huevos incubables y consecuentemente de la progenie mediante el tratamiento de las reproductoras con una quinolona (5). En dicho estudio efectuado para evaluar la eficacia de la enrofloxacina para la reducci?n de la transmisi?n de M. gallisepticum a trav?s del huevo, se utilizaron cinco grupos de 20 gallinas Leghorn comerciales que se encontraban cercanas al pico de producci?n, y fueron desafiadas con M. gallisepticum y tratadas con enrofloxacina en el agua de bebida, de los 7 a los 11 d?as y de los 21 a los 25 d?as, o bien con lincomicina-espectinomicina durante los mismos d?as posdesaf?o, mientras que otro grupo permaneci? sin tratamiento como control. Se llevaron registros de la producci?n de huevo, mismos que fueron incubados en su totalidad durante 18 d?as, momento en el cual se les practic? el cultivo encaminado a la detecci?n de M. gallisepticum. 

Todos los grupos experimentaron bajas significativas en la producci?n de huevo, comenzando hacia la primera semana posterior al desaf?o, para volver a los niveles normales despu?s de tres semanas aproximadamente. La medicaci?n en agua produjo una recuperaci?n m?s r?pida de la producci?n de huevo. La enrofloxacina fue altamente efectiva en la reducci?n del nivel de transmisi?n a trav?s del huevo, a?n cuando pudo detectarse una peque?a cantidad de huevos infectados con M. gallisepticum dentro del grupo tratado con enrofloxacina. La combinaci?n de lincomicina-espectinomicina logr? tambi?n reducir en cierta medida la transmisi?n a trav?s del huevo, pero no fue tan efectiva como la enrofloxacina. La mayor parte de la transmisi?n ocurri? antes de que la medicaci?n en el agua pudiese haber producido efecto alguno y la transmisi?n vertical posterior puede haber sido el resultado de una reinfecci?n procedente de los grupos adyacentes. Es posible que enrofloxacina y la combinaci?n de lincomicina-espectinomicina hayan reducido el n?mero de embriones muertos dentro del cascar?n.

La inmersi?n de huevos en antibi?ticos de reconocida actividad contra micoplasma o el tratamiento con calor (45-46?C por 11-14 horas) son de gran ayuda para el control de la enfermedad. 

Vacunas para el control de Micoplasma gallisepticum. 

Durante muchos a?os ha estado disponible  una vacuna viva elaborada a base de M. gallisepticum (cepa F), para la prevenci?n de p?rdidas en la producci?n de huevo en granjas de ponedoras comerciales que albergan parvadas de edades m?ltiples. Esta vacuna ha sido aprobada por el departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para ese s?lo prop?sito, pero puede ser utilizada solamente en los estados de la uni?n americana  en donde se ha autorizado su aplicaci?n. La cepa F se ha sido utilizada asimismo, bajo circunstancias limitadas, como vacuna para pollonas y reproductoras pesadas, destinadas a granjas infectadas con M. gallisepticum. Ha  resultado ser sumamente efectiva en la prevenci?n de p?rdidas en la postura pero es, hasta cierto grado, pat?gena, y existe riesgo de transmisi?n a los pavos o a las aves reproductoras, a partir de aves vacunadas. As? mismo, parece ser demasiado virulenta como vacuna en pollos de engorda.

Actualmente se encuentran dos cepas adicionales de M. gallisepticum que se han utilizado como vacunas vivas, la cepa ts-11 fue ha sido desarrollada en Australia y utilizada durante muchos a?os a nivel mundial. Actualmente la producen los laboratorios Merial/SELECT Inc, en los Estados Unidos. La cepa 6/85 de los laboratorios INTERVET Inc. ya est? disponible para ponedoras comerciales en los Estados Unidos. Ambas cepas son apat?genas, generan una d?bil respuesta de anticuerpos y se difunden muy poco. Estas caracter?sticas pueden representar ventajas distintivas, desde el punto de vista de que son m?s seguras que la cepa F cuando se aplican a aves cercanas a otras parvadas. Tambi?n, debido a que no son virulentas, probablemente tengan el potencial de ser utilizadas en pollos de engorda de un d?a de edad. Debido a las ventajas potenciales de las cepas vacunales apat?genas, se han llevado a cabo estudios para comparar su eficacia como vacunas, compar?ndolas con la cepa F y con una bacterina comercial sometidos a desaf?o. Las calificaciones de las lesiones en los sacos a?reos de las aves vacunados con la cepa ts-11, fueron significativamente inferiores a las de los grupos no vacunados y desafiados. 

Los resultados de estos estudios demuestran que las cepas ts-11 y 6/85 son en realidad suaves o apat?genas y, por lo tanto, muy seguras. Sin embargo, el nivel de protecci?n que producen ante el desaf?o de campo parece ser inferior al obtenido con la cepa F disponible actualmente. (2, 4). Por lo que se refiere a M. synoviae, solamente existe una vacuna viva elaborada en Australia y corresponde a una cepa vacunal MS-H sometida a un proceso de mutag?nesis qu?mica. Dicha vacuna induce una pobre respuesta serol?gica pero se puede reaislar a partir de la tr?quea durante toda la vida de las aves. La vacuna se administra ?nicamente por v?a ocular a partir de las 3 semanas de edad. En M?xico se comercializa con el nombre de Vaxsafe* MS y ha resultado efectiva para desplazar a las cepas de campo, evitar la baja producci?n de huevo, la transmisi?n horizontal y vertical, y la baja fertilidad. 

Una vacuna recombinante contra la viruela  aviar que contiene y expresa las prote?nas protectoras de MG ha sido introducida por el laboratorio CEVA Biomune. No se han publicado informes sobre su eficacia o seguridad. Sin embargo, tiene la ventaja de no introducir una vacuna viva de MG a la parvada. Dado que no se detectan anticuerpos circulantes despu?s de la vacunaci?n, una respuesta serol?gica ser?a un excelente indicador de la colonizaci?n de una cepa de campo. 

 

Fuente www.engormix.com