El tamaño de las explotaciones dedicadas a la crianza de pollos y gallinas camperos, capones, picantones, patos, perdiz roja, faisanes, etc. no suele llegar a lo que consideraríamos como una "unidad de trabajo/hombre" (UTH), capaz de ocupar la jornada laboral de una persona durante todo el año.

Este hecho condiciona considerablemente las inversiones en instalaciones y equipamientos, tendi?ndolas hacia la simplicidad de elementos y de materiales hasta tal punto, a veces, que ultrapasa los l?mites de lo razonable para garantizar un m?nimo confort a los animales.

El car?cter familiar de muchas peque?as explotaciones, nacidas con el prop?sito de complementar la econom?a dom?stica y, tambi?n, el desconocimiento de las necesidades de las aves a explotar y de los factores ambientales que pueden afectar sus rendimientos zoot?cnicos, abonan, adem?s, la tendencia hacia las construcciones simples, con nula o baja calidad t?cnica y hacia el aprovechamiento de dependencias existentes sin ning?n tipo de remodelaci?n o adaptaci?n a los requerimientos necesarios.